Pablo Padilla Jargstorf

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I feel very lucky for the fact I could attend the show Time Capsules at The Gallery Soho, few minutes before they closed down. I met there Pablo Padilla Jargstorf, one of the participants of the exhibition and he took the time to talk to me about his work and its process. His sound installation, called Resonances of Things to Come, has different layers of approaching, either temporal and spatial. I feel terrible to be that descriptive, but since an important part of his work has to deal with the sound and the in situ experience, would be really unfair to write about something you can’t see on pictures.

Aside from the rest of the exhibition, Padilla Jargstorf made a small shed, a space on the gallery that would create a very isolate and personal experience for the visitors. Through a dim light, you can see how the floor has been covered with small mirror fragments while the wooden walls are full with framed pictures of rabbits and old houses on the country side. The floor has several microphones attached and any sound there is recorded, distorted and deferred on hidden boxers so the spectator realises that a sort of macabre echo accompanies the footsteps.

The author literally pervades his work with his own life (sidenote: he had to break 5 mirrors which means 35 years of bad luck… coincidentally his own age). Once I entered in the shed I couldn’t avoid the scary feeling that I was entering the artist’s soul. All those stimuli provoked on me many insane worlds related with children’s literature. Once inside, I was everywhere but in a gallery. Like the bunny that appears on a text in the catalogue, I was not sure if I could believe in my own perception: “Every single instant was happening at the same time, in the same space. Time was simultaneous. Space was palimpsest”.
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Me siento muy afortunado por el hecho que alcancé a ver la exposición Time Capsules en la Gallery Soho, algunos instantes antes de que la cerraran. Ahí me encontré con Pablo Padilla Jargstorf, uno de los participantes de la expo, que tomó su tiempo para hablarme de su trabajo y el proceso. Su instalación sonora, llamada Resonances of Things to Come (Resonancias de las cosas que vienen), tiene diferentes niveles de acercamiento tanto espacial como temporalmente. No me gusta mucho ser tan descriptivo, pero ya que una gran parte de su trabajo tiene que ver con el sonido y la experiencia in situ, sería muy injusto escribir acerca de algo que no puedes apreciar tanto en imágenes.

Separada un poco del resto de la exposición, Padilla Jargstorf hizo un pequeño cobertizo, un espacio en la galería que crearía una experiencia muy personal y aislada. A través de una ténue luz, se puede ver como el suelo ha sido cubierto con pequeños fragmentos de espejos mientras que las paredes de mader están repletas de cuadros enmarcados con fotos de conejos y viejas casas de campo. Debajo del suelo están repartidos varios micrófonos y cualquier sonido causado ahí, es grabado, distorsionado y diferido en pequeños altavoces que han sido escondidos, de tal manera que el espectador se da cuenta de que una especie de macabro eco acompaña sus pisadas.

El artista impregna su obra con su propia vida de manera literal (al margen: tuvo que romper 5 espejos, lo que le significa 35 años de mala suerte… exactamente su edad). Una vez que yo entré en el cobertizo, no pude evitar el raro sentimiento de que estaba entrando en el alma del artista. Todos esos estímulos sonoros me trasladaron a varios mundos relacionados con la literatura infantil. Una vez adentro, estaba en todas partes menos en una galería. Como el conejito que protagoniza el texto del catálogo, yo mismo no estaba seguro de mi propia percepción: “Cada instante estaba sucediendo al mismo tiempo, en el mismo espacio. El tiempo era simultáneo. El espacio era palimpsesto”.


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